miércoles, 2 de abril de 2014

TAREA 9: SÍNTESIS

Hasta mediados del siglo pasado, se concebía al delincuente como una suerte de “entidad patológica” ante la cual la sociedad organizada en base a los inmutables valores que debía preservar a toda costa, debía actuar a fin de encontrar las razones de la patología, y aplicar el remedio. Tal ha sido (y es) la base ideológica fundamental de las políticas estatales dirigidas exclusivamente a la corrección del problema criminal, aplicando penas y sanciones con cada vez mayor severidad y violencia.
En la actualidad, la sociología criminal, es la ciencia que estudia el delito como fenómeno  social, es decir, la criminalidad en toda su complejidad y la pena en cuanto reacción social, en sus orígenes, evolución y significación y en sus relaciones con los demás fenómenos sociales relacionados con una y otra. En el medio ambiente sociocultural, el sociólogo considera el acto criminal como una respuesta de ciertos individuos a los estímulos modulados por la organización social. Ya sea la familia, el habitat urbano o rural, el género de vida industrial, pastoral o postindustrial, o el origen étnico, siempre se trata de influencias que se ejercen de un modo selectivo sobre las personas que componen una colectividad.
Hacia la mitad de la década de los sesenta se impugna una predominio de la sociología modelada sobre las ciencias de la naturaleza, que se apoyaba en las tradiciones positivistas y dejaba mucho a los procedimientos empíricos. Al modelo consensual de las relaciones sociales se oponía el modelo conflictual, que considera los agregados sociales como entidades que tienen entre sí relaciones conflictuales en función a intereses antagónicos. En el modelo consensual, la “solidaridad” de los órganos obedece a un mismo principio de organización; sugiere la homeostasis del sistema, cuyos elementos están todos unidos por interacciones sutiles provocadoras de otras tantas retroacciones que modifican el conjunto y contribuyen a su mantenimiento. En el modelo conflictual, los intereses opuestos provocan conflictos entre individuos y grupos sociales que no se solucionan por el ajuste, la adaptación, la investigación y el establecimiento de un nuevo equilibrio que supere el conflicto, como ocurre con el modelo consensual. Todas las relaciones sociales deben apreciarse en función de su contribución y de su significación en estos conflictos, que constituyen instrumentos naturales en el advenimiento de una sociedad más justa, menos alineante, que reconcilie al hombre consigo mismo.
Para la escuela social es importante la desigualdad material y la división del trabajo, el sistema jurídico busca la justicia social ante todo y tiene un criterio político que busca la comprensión y las mejoras sociales.
Esta perspectiva no consiste sólo en reconocer la influencia de factores sociales junto a los predisponentes individuales del delito, sino en afirmar de que el crimen ya no es un fenómeno de patología individual, sino un resultado social; pues sería la sociedad la que, a través de diversas fuentes, produciría criminalidad, y esta producción constituiría un rasgo patológico que se presenta bajo diversas maneras de organización o de estructuración social.
Las causas del crimen deben ahora buscarse en ciertas condiciones de la dinámica o de la estructura social. De esta forma, la sociología de la desviación, cuyos desarrollos se remontan a las primeras décadas del siglo XX, modificó significativamente los esquemas interpretativos antes centrados en la identificación de la criminalidad con desordenes de patología individual; no obstante las diferencias, estas nuevas explicaciones ambientalistas no se apartaban radicalmente del modelo central arraigado en la búsqueda de las causas y en la corrección de los defectos, aunque las causas ahora eran otras y los modos de incidencia habían variado.
En la lectura se presentan diez teorías con el afán de clasificar y encasillar los pensamientos de los estudiosos, los tratadistas suelen presentar una multiplicidad de teorías contemporáneas de la criminalidad; sin embargo, las notables convergencias apenas si permiten algunas agrupaciones; así́, cada teórico resaltó unas u otras de las variables intervinientes, sin que ello obste a reconocer la complementariedad y articulación de las observaciones.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario